Nos aseguramos de limpiar nuestro rostro y usar el maquillaje adecuado para cuidar nuestra piel, pero, ¿qué hay de las brochas que utilizamos para maquillarnos? Estos instrumentos están en contacto con nuestra piel y con el uso quedan atrapados en las cerdas restos de maquillaje, aceite, polvo e incluso bacterias. Así, su limpieza es tan importante como la limpieza de nuestro rostro, ya que maquillarnos con una brocha sucia puede contribuir a tapar nuestros poros y hacer que suframos de brotes de acné.
Es recomendable lavar tus brochas una vez a la semana, aunque si sufres de acné deberías limpiarlas más a menudo. No es nada complicado ni costoso hacerlo; de hecho, sólo necesitarás agua tibia y champú de bebé.
En un bol pequeño, coloca una cucharada de champú de bebé y agrega agua tibia hasta que haga espuma. Sumerge tus brochas en esta solución (una a la vez) frotándolas con cuidado con el fondo del bol para que liberen el maquillaje que tienen pegado. Déjalas remojando un momento y luego enjuágalas en el grifo con agua fría para eliminar el champú. Si es necesario, reacomoda las cerdas con tus dedos para que no pierdan su forma. Seca con cuidado con ayuda de una servilleta de papel o de tela y déjalas en una superficie plana y limpia para que se terminen de secar.
Y listo. Tus brochas quedarán limpias y listas para usarse de nuevo.