Ser feliz: Tu y tu cerebro

Uno de los gurús del asunto es Daniel Gilbert, profesor de Psicología de Harvard y autor del “best seller” ‘Tropezar con la felicidad’ (Destino), un libro donde se pregunta por qué perdonamos una infidelidad a nuestra pareja y, sin embargo, consideramos inaceptable que no haya fregado los platos. Gilbert sostiene que somos capaces de sintetizar la felicidad, pero que, en lugar de ponernos a ello, esperamos tropezarnos con ella. “Consideramos auténtica dicha todo lo que atribuimos al azar y desconfiamos de la felicidad que creamos”, explica en una charla con récords de audiencia en Youtube.

Su teoría es que los humanos tenemos una especie de sistema inmune psicológico, que nos ayuda a ir cambiando nuestra visión del mundo para sentirnos mejor y conformarnos con lo que nos toca vivir. En sus investigaciones comprobó que, tras una catástrofe, la mayoría de las personas era capaz de recuperar sus niveles de bienestar en solo tres meses. Solo el 10% de los afectados seguía hundido un año después. Y los datos se referían a tragedias, como los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York o accidentes de aviación. Pero, aunque según los científicos ser feliz es una cuestión de voluntad, no es fácil lograrlo.

Resulta que nuestro cerebro tiende al melodrama y presta más atención a lo que va mal o supone una amenaza. Las razones son evolutivas: para el hombre de las cavernas, todas las alertas eran pocas ante los peligros que le acechaban. Desde entonces, el cerebro humano tiene lo que la profesora Elaine Fox, de la Universidad de Essex (Dublín), llama sesgo negativo. “La zona triste del cerebro –dice– es más fuerte que la alegre. Eso explica que sea más fácil concentrarse en las cosas negativas. Para ver lo bueno, hay que hacer un esfuerzo”. Justo lo que intentamos conseguir cuando nos decimos: “Pensamiento positivo” o “Quédate con lo bueno”. Lo que han descubierto los científi cos es que nuestra tendencia natural es a hundirnos en la miseria.

Fuente: Mujerhoy

Mujer y Punto — Mujer y Punto